Qué es el SDDR?
Los sistemas de devolución de depósitos (SDDR) suelen aplicarse a las botellas de plástico y a las latas de bebidas. El objetivo último de estas iniciativas de ámbito nacional es motivar a los consumidores mediante un reembolso para que devuelvan los envases a la tienda/punto de recogida, con el fin de garantizar un reciclado adecuado y aumentar las tasas de reciclado. Los SDDR pueden explicarse muy fácilmente: el consumidor paga un depósito por el envase, que ya está incluido en el precio final al pagar por adelantado.
Posteriormente, cuando los consumidores devuelven los envases en uno de los puntos de recogida, se les devuelve el depósito, que suele ser una pequeña cantidad, por ejemplo 25 céntimos en Alemania por cada envase. De este modo, se motiva a la gente a devolver los envases, que no acaban en la naturaleza, y el valioso material puede reciclarse y transformarse en materias primas secundarias que vuelven circularmente al mercado. Los esquemas DRS suelen estar gestionados por gobiernos, en última instancia, organismos independientes formados por los mayores productores, que supervisan el proceso de principio a fin.
La implantación de los SDDR en los países europeos empezó a ser más discutida, especialmente en relación con la directiva de la UE sobre los plásticos de un solo uso (SUP), que establecía unos requisitos mínimos de recogida de envases de bebidas de PET del 77% para 2025 y del 90% para 2029. Un lugar en la historia del primer Sistema de Devolución de Depósitos corresponde a la provincia canadiense de Columbia Británica (1970). El primer SDDR de Europa se implantó en Suecia catorce años después.
Diferentes modelos
Los sistemas de recogida pueden variar de un país a otro en pequeños o grandes detalles. Excepto en el caso de los envases de PET de un solo uso, la mayoría de los países también recogen latas de metal, pero no todos los países incluyen también el vidrio en sus Sistemas de Devolución de Depósito. Casi todos los modelos europeos de SDDR se basan en un modelo de devolución al minorista, cuando los minoristas de bebidas y los productores son legalmente responsables de la recuperación de los envases vacíos. La devolución al depósito, cuando los consumidores tienen que llevar los envasesvacíos a los centros de recogida, es más habitual en Norteamérica e Islandia es el único país europeo con este modelo. La mayoría de los modelos también se administran de forma centralizada, lo que significa que el administrador del SDDR es una organización sin ánimo de lucro que representa a varias partes interesadas, gestiona los depósitos y rinde cuentas al gobierno.
Ventajas e inconvenientes
Muchos expertos en medio ambiente identifican el SDDR como el elemento más significativo para la reducción de los residuos de envases de un solo uso. Existen continuos debates y discusiones sobre los pros y los contras de la aplicación del SDDR. Los críticos suelen destacar sobre todo la tendencia de los consumidores a desanimarse más a la hora de clasificar otros residuos plásticos una vez que se acostumbran a devolver los envases de botella que antes constituían la mayor parte de la cantidad de su basura plástica. Sin embargo, este problema también puede abordarse mediante una fuerte presión por parte del sector de la recogida de residuos, que teme perder algunas oportunidades de negocio.
Otro argumento desde el punto de vista económico son los elevados costes iniciales de un sistema de devolución de depósitos que suele considerarse muy caro y cuya rentabilidad podría ser cuestionable. Sin embargo, si se tiene en cuenta la reducción de costes y emisiones de gases de efecto invernadero por la recogida o los gastos de vertido y limpieza, el ahorro es innegable. Un estudio de Reloop incluso confirmó los resultados de que los sistemas de depósito pueden crear entre 11 y 38 veces más oportunidades de empleo que otras alternativas de gestión de residuos.
Por otro lado, quienes están a favor de la implantación del SDDR defienden sobre todo una reducción significativa de la contaminación por plástico. Un interesante estudio titulado What We Waste (un informe publicado por la organización de investigación sin ánimo de lucro Reloop y apoyado por Break Free From Plastic y la Changing Markets Foundation) ha demostrado que, de media, el desperdicio de envases de bebidas per cápita al año es de 126 unidades en los países sin sistemas de depósito (con una población de 315 millones de habitantes), frente a solo 16 unidades en los países con acceso al SDDR (con una población de 129,4 millones de habitantes). Para reforzar este ejemplo, en 2015, un año antes de que Lituania, un país báltico, implantara el SDDR, se desperdiciaban 113 envases de bebidas per cápita al año. En 2017, apenas un año después del inicio del depósito de envases de bebidas en Lituania, la cifra se había reducido drásticamente a solo 14. Los datos del estudio muestran cómo disminuiría drásticamente el número de este desperdicio de envases en otros países (de 141 a 34 en Polonia, ahorrando más de 4.000 millones de botellas y latas al año, o de 176 a 32 en Portugal).
Otro factor relevante que cambia la tendencia a favor de la implantación del SDDR es el aumento del precio del PET (tereftalato de polietileno), el material del que suelen estar hechas las botellas de bebidas. De enero a julio de este año, el coste aumentó aproximadamente un 35%. Esa es la razón por la que los grandes productores de bebidas intentarán recuperar sus valiosos materiales para cumplir sus objetivos ecológicos. Gracias a DRS, los materiales de PET vuelven directamente a los productores de bebidas y no dan lugar a un «downcycling» cuando el material acaba en los productores de textiles, juguetes o pañales.